domingo, 9 de enero de 2011

Chávez bajo la prensa.

Recuerdo una reseña policial en TV hace ya tiempo (debe haber sido antes de la partición de aguas: no le echaban la culpa a Chávez). El asunto fue más o menos así: sale el carajo de pagar cana y va pa' la casa 'e la que era mujer de él, pero resulta que la jeva tiene nuevo marido y de una lo mandan pa'l carajo, así que en la noche regresa, tranca todas las salidas del rancho, lo riega con gasolina y le pega candela, quemando vivos a la ex, a sus 5 (¡cinco!) hijos y creo que al rival también.
Ya camino a otros años de oscuridad carcelaria le preguntaban - esas preguntas estúpidas ante la monumental evidencia - qué motivo le había llevado a cometer semejante atrocidad.
El hombre habló claramente, mirando al vacío y sin emociones, con total lucidez. "Con los sentimientos no se juega" , dijo; "a mí no me van a vacilar".
Verga. Ese carajo se debe haber ganado en ese momento el respeto necesario para sobrevivir en esos antros de ocio tenebroso que lo esperaban.
Si eso llega a pasar hoy segurito que algún hablapaja le encuentra la bisectriz que señala a Hugo como el culpable. Cuidado y no protegen al homicida elevándolo a víctima del "discurso de odio que emana de Miraflores" y van a la OEA a llorarle al otro gafo.
Esas son las vainas que uno no entiende. ¿Cómo es posible que la prensa prefiera perder todo vestigio de credibilidad con mentiras evidentes antes que unirse a una campaña de adecentamiento de la carrera periodística?
Lo vemos todos, lo vemos todos los días... y algunos van y dicen "¡Dictadura!".
Ahoritica mismo veíamos a Chávez suprimiendo las libertades civiles de unos damnificados, a quienes (¡horror!) le hizo entrega de viviendas equipadas. Ayer o antier violaba los derechos humanos de unos niños entregándoles juguetes. El déspota persiguió a otros ciudadanos proveyéndoles alimentos y masacró con medicinas gratuitas a unos cuantos centros de salud. El estalinismo presidencial permitió que la oposición tuviera representación parlamentaria, alguno de cuyos miembros, sometidos a crueles torturas, pudieron gritar a los cuatro vientos en esta gran cárcel que las atenciones a los damnificados esclavos de los plataneros y ganaderos del sur de lago serán respondidas con desabastecimiento democrático de leche y carne; otros se limitaron a proponer a un asesino para la directiva del parlamento o a invocar la desobediencia de los militares.
Sin ir más lejos, el fuhrer participó anoche en un conversatorio con diversas organizaciones populares a las que oprimió atrozmente aprobándoles la posesión temporal de tierras y recursos para la construcción de viviendas. Otra vileza del régimen totalitario es la que se apresta a reubicar a los refugiados que ocupaban temporalmente las instalaciones educativas, con la excusa del reinicio de clases.
Y eso es aquí, delante de nuestros ojos. Allá afuera necesitan el otro guión, el de consumo internacional que denuncia ante el mundo el medio millón de periodistas y disidentes perseguidos y asesinados cada día por los esbirros del ególatra, o el tráfico de coca y plutonio y las amistades con el eje del mal. Hezbollah y Alqaeda se turnan con las FARC y los etarras en las escalinatas del palacio de gobierno, mascando coca mientras afinan sus planes de ataque a las democracias del orbe.

La brutal supresión de libertades civiles hace difícil cuantificar las desapariciones forzosas, con algunas excepciones que el régimen no ha podido ocultar, entre ellas el analfabetismo y las tres cuartas partes de la pobreza extrema. La censura total y la persecución a la libertad de expresión ocupan los titulares y las portadas de los numerosos periódicos de oposición nacionales; están, pues, todos los días a la vista de todos. Si faltara más, las radios y las televisoras repiten ese mismo mensaje cada día, alarmando a las honorables organizaciones internacionales con su estridente alarido.

La población padece los embates del descenso de los niveles de desnutrición y de la mortalidad infantil. La nación agoniza con el acceso universal a la educación y a la atención médica primaria; gime la democracia en cada uno de los numerosos procesos electorales en los que se convoca a la ciudadanía aterrorizada a ejercer su derecho. Se ha rumorado la abominable práctica de aumentar el número de centros de votación y agilizar los trámites para la obtención de los documentos de identidad, una manera horripilante de obligar a los ciudadanos, especialmente los menos favorecidos, a materializar sus derechos civiles y políticos a través del voto.

Peor aún, el gobierno no ceja en sus pretensiones de ayudar a paliar los efectos de los recientes desastres naturales. Insiste en abrir refugios para desalojar a los ciudadanos que viven en zonas de riesgo, obligándolos a aceptar viviendas equipadas con todos los enseres necesarios y cerca de las escuelas para no interrumpir la indoctrinación de los niños en las insidiosas áreas del saber. El empeño del régimen en lo referente a los problemas de la vivienda precaria y el déficit acumulado de viviendas lo ha llevado a solicitar poderes especiales que pretenden sobrevolar los obstáculos que la oposición política necesita imponerle para evitar que se gaste tanto dinero en atender a los estratos sociales menos favorecidos y para minar la popularidad presidencial que ello acarrea.

Eso somos bajo el yugo de la prensa. Las “verdades” se amoldan para uso de algunos y consumo de otros en un circo surrealista que crea universos paralelos: allá el bienestar del capitalismo y su libertad – sólo de mercado – y acá la lucha de quienes escogemos cuál libertad nos conviene a todos. Obvio que quieran levantarnos muros, reales y virtuales: estas realidades tropicales son demasiado subversivas para esos gustos templados.

La crudeza del relato que abre este artículo es mucho menos cruel que la que nos impone la prensa. Los comunicadores deben reflexionar sobre el papel que asumen frente al público al hacerse eco de la línea editorial antes que caja de resonancia de los clamores populares, so pena de escuchar las palabras del personaje; con los sentimientos no se juega, no nos van a vacilar.


Franco Munini. muninifranco@gmail.com

9 comentarios:

FastBI dijo...

No estoy de acuerdo de que el fin jutifique los medios y que el imperialismo siempre tenga la culpa

elsoberanomanda dijo...

FastBI,

aquí tienes esta cancha para explicar mejor tu comentario. No es muy claro.

El único fin que justifica a los "medios" es el de difundir la verdad; supongo que no te refieres a esos medios, así que ven y dinos.

Tampoco me agrada que el imperialismo tenga siempre la culpa. ¿Qué propones para evitarlo?

Saludos,

Franco.

ClaudiaROJA dijo...

Excelente tu artículo.

Lástima que las lamebotas del imperialismo no capten la sabia ironía de tu escritura.

elsoberanomanda dijo...

Gracias, ClaudiaROJA, es un honor.

Más que una toma de posición ideológica, mi lucha es por una prensa en la que podamos confiar. La información es la materia prima con la cual construimos nuestra visión del mundo y a partir de la cual tomamos decisiones, desde las más elementales hasta las más trascendentes para nuestras vidas. No es poca cosa el exigir calidad a ese alimento que edifica el cuerpo moral e intelectual que alojamos en nuestro ser.

Ya hablé de ello antes, como en:

http://elsoberanomanda.blogspot.com/2009/05/voces-de-lucha-o-lucha-de-voces.html

y otros artículos en este mismo espacio.

Saludos,

Franco.

P dijo...

Saludos. Buena y honesta reflexión la tuya, compañero.

En una línea similar te recomiendo la lectura de "¿Será nocivo expropiar"?, en mi propio blog.

Mis más cordiales saludos.

Anónimo dijo...

Genial sin lugar a duda.
Segui escribiendo

Jorge Somoza dijo...

Saludos revolucionarios desde El Salvador.

He leído tu post en rebelión.org y me ha parecido muy ingenioso, y humorísticamente realista.

Muchas gracias por ilustrarnos sobre el momento actual en tu país.

Me suscribiré a tu blog para siempre informarme.

elsoberanomanda dijo...

¡Bienvenidos!
Es imprescindible globalizar nuestras luchas pues el enemigo, al controlar los medios, tiene en sus manos el poder de presentarnos la "verdad" que mejor le conviene.
No se trata de tomar su lugar como intermediario de la información para luego usar ese poder con las mismas tácticas manipulativas; se trata de recuperar un bien que no puede ser cedido.
Comenté en el blog de R.A.F.A.E.L. sobre ese reto que nos involucra a todos.
Franco Munini.

La Cuentista de la Barcelona dijo...

Es que no me canso de decirlo: este rrrrrrégimen va a acabar con todos nosotros a punta de justicia social. Esto es horroroooosooo!!!! Jajajajajajajaajaja.